miércoles, 4 de abril de 2012

Reflexión

Clark Kent no es más que la representación de un lastre: como dijo Tarantino a través de "Kill Bill", es el único superhéroe que se despierta sin máscara, sin ocultarse, siendo él mismo y que debe cubrirse con el velo de lo común y cotidiano -finge ser un periodista en vez de un superhombre- para pasar desapercibido y no escandalizar a quienes le rodean. En ocasiones actuamos igual: ocultamos nuestras mayores virtudes, nuestros mejores talentos bajo una capa de falsa humildad considerando que de ese modo no empequeñecemos a personas que están cerca, olvidándonos de que desatando nuestras más grandes cualidades sobre la marcha inspiramos a quienes se encuentran a nuestro lado a actuar del mismo modo, es decir, que asumiendo nuestra grandeza -que todos sin excepción poseemos en uno u otro punto- y dejándole libertad de movimiento conseguimos que ciertos muros mentales se derrumben ampliando los límites de quienes los habían construido. No existe nada heroico ni solidario en ocultar la propia capacidad: el verdadero altruismo reside en dar rienda suelta a nuestras virtudes, desde la humildad y el respeto, para así hacer comprender a quienes están cerca que ellos dentro de sí mismos poseen un potencial capaz de derrumbar cualquier obstáculo. Todos tenemos alma de Superman, no de Clark Kent, por lo que no hacemos un favor a nadie fingiendo ser pequeños... Atreviéndonos a ser nosotros mismos, sin escondernos, contribuimos a liberarnos mutuamente.

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