viernes, 21 de diciembre de 2012

Combate de m.m.a. en el que lucho.

Tras varios meses de abandono del blog aquí está el porqué en forma de imágenes: además de haber conseguido trabajo en un local de Gran Canaria en el cual además de atender la barra promuevo eventos literarios y musicales, en los tres últimos meses he estado preparando el que fue mi primer combate de m.m.a. neoprofesional.

Deseo dejar aquí el vídeo del mismo, así como mis agradecimientos a mi maestro Juanky Sosa y la familia del Taz Academy, a mi hermana Penélope, a mi compañera y a todos y cada una de las personas que hacen posible el que los artistas marciales podamos seguir peleando tanto dentro como fuera del tatami.

Un abrazo a todos!!!

p.d.: yo soy el luchador calvo con barba, el del calzón blanco.

http://www.youtube.com/watch?v=azRdGnn3y2Y

martes, 14 de agosto de 2012

Ronin, hacia el alma del samurai.


"No se puede ser un buen samurai hasta que no se ha sido ronin al menos siete veces", extracto del "Hagakure".

Los ronin eran aquellas personas que dejaban de ser samurai por la pérdida de su señor o bien que eran expulsados de esta casta guerrera por los errores cometidos.

Sus opciones eran el "seppukku" en el primero de los casos, pues dada su condición consideraban que su vida estaba carente de todo sentido o bien rehabilitar su honra buscando un nuevo señor. En el segundo caso, su posibilidad era la de deshacer sus fallos a través de desafíos con otros guerreros, aumentando su aprendizaje mediante el estudio y la observación y meditando acerca del camino que habían hecho hasta ese punto, sobre los pasos que los llevaron a cometer dichos errores.

A veces nos sentimos perdidos, sin un objetivo -"sin un señor"- concreto que nos sirva de motivación o bien nos sentimos abrumados por la frustración, por el desánimo, ya que, aun teniendo una meta fijada volcamos paso a paso cuando nos conducimos hacia ella... considero que la solución es justo comportarse como un ronin, pero con ciertos matices:

-Imponernos desafíos inmediatos pasando progresivamente de un corto a un largo plazo, comenzando por retos sencillos para complicarlos cada vez más, pero siempre, ya desde el principio, buscando que cuesten que nos provoquen un punto de dolor y jamás entrar en duelo con otro persona: los avances de los demás no pueden ser nunca referentes de los nuestros, pues cada persona tiene un biotipo, mentalidad, circunstancias... únicas que hacen distinto sus formas y puntos de ascenso; "picarse" con otros solo conduce a rencillas, ira, frustración y en definitiva provoca lastres innecesarios.

Volviendo al punto del sufrimiento, cuando Muhhamad Alí consiguió el título mundial por primera vez le preguntaron "¿cuántos abdominales haces al día?" y el respondió "no lo se, empiezo a contar a partir del que me duele: esos son los abdominales que cuentan"... No importa que hagamos tres, treinta o treinta mil abdominales, lo que cuenta es que nos planteen un desafío, lo que importa es plantearnos retos que independientemente de su tamaño nos obliguen a superarnos, a desarrollar la mentalidad necesaria para superar y utilizar el dolor en nuestro beneficio y de ese modo ser más capaces de saltar e incluso de romper muros.

-Aprender del libro y la calle: la lectura es una fuente gigantesca de datos, de cultura que se debe leer -y releer- desde la "constante ignorancia", es decir, partiendo de la base de que siempre vamos a aprender nueva información que nos obligará a enfrentarnos y a replantearnos la que ya poseíamos de antemano, por lo que o bien nos fortificará nuestros propios puntos de vista o bien conseguirá que variemos determinadas ideas preestablecidas que pudiesen estar total o parcialmente equivocadas.

Pero para llegar a ese punto de contraste debemos sacar la cultura aprendida a la calle, o sea, ponerla en práctica interactuando tanto con el entorno como con quienes convivimos. La lectura nos da un saber enciclopédico, una serie de conocimientos que simplemente están en nuestro cerebro adquirido de memoria, así que para interiorizar estas teorías escritas debemos compartirla con otras personas, sin importar su condición, para ser capaces de entender, explicar y poner en práctica aquello que solamente hemos leído... transformar la cultura en sabiduría. Es muy importante ser conscientes de que lo que sabemos siempre será infinitamente menor a lo que nos queda por descubrir, por lo que en esa interactuación es mucho más importante la escucha que el habla. Y del mismo modo es bueno aprender a escuchar de forma activa: se debe prestar atención incluso a quienes no creen en nosotros, hasta a aquellas personas que nos aseguran "no puedes", "aquello es inmoral", "esto es la verdad", sabiendo siempre que en última instancia a quien debemos hacer caso es a nuestra propia conciencia, no comportarnos pasivamente dejando que otros sean quienes nos pretendan distinguir lo posible de lo imposible, el bien del mal: es éticamente superior fallar por convencimiento que acertar por imitación y pasividad... además de conllevar un mayo aprendizaje.

-Meditar sin pensar: cometemos fallos, millones, si no más que aciertos, lo que sí es seguro es que cada error nos afecta más a nivel interno que un logro... pero de nada vale centrarse una y otra vez en la desazón, en la frustración, en la pena... que nos produce el haber errado: es una acción que únicamente consigue bloquearnos, que nos impide solventar el fallo cometido y seguir adelante. Meditar no incluye pensar: meditar implica reflexión, analizar no las emociones que nos provoca el error realizado, sino los pasos que nos llevaron a cometerlo para así no volver a repetirlo, además de encontrar la solución en el propio problema -la idea de encontrar la respuesta en la pregunta es algo que explicó Bruce Lee en "El Tao del Jeet Kun Do"- pues descubrir como solventar una situación viene a ser como pescar en un mar revuelto: la corriente, las olas, la lluvia y demás inclemencias provocadas por el mar -el problema- nos suponen una serie de adversidades para pescar, pero hemos de recordar que es justo en el mar donde están los peces -la solución-.

Se debe caer, mucho, muchísimo una y otra vez hasta llegar al objetivo que nos hayamos establecido, pero si por mucho que te tropieces continuas corriendo, caminando o incluso gateando, antes o después alcanzarás lo que te mereces.

A partir de la figura del ronin en Japón existe el dicho de que "si te caes siete veces... levántate ocho".

lunes, 13 de agosto de 2012

Otra de comedia

De esta actuación no me siento especialmente orgulloso, pues fue mediocre y como diría Ignatius Farray, "sí no puede ser la mejor se debe invertir en la pérdida y que al menos sea la peor": cuando una experiencia es simplemente buena, mediana, habitualmente no aprendes de ella, ya que, uno saca el máximo partido casi únicamente a experiencias o bien paupérrimas o bien sobresalientes.

No obstante, espero que se rían -yo al menos me lo pasé bien dentro de lo que cabe- con el monólogo:

http://www.youtube.com/watch?v=kVLHsL92EeA (parte 1)

http://www.youtube.com/watch?v=Gh6M-GLEDqQ (parte 2)

lunes, 30 de julio de 2012

De los villanos podemos aprender más que de algunos héroes.


Algo que he aprendido a través de la competición en deportes de contacto es que para ganar a un oponente antes que vencer su cuerpo o incluso su corazón tienes que vencer su mente, ya que, esta es la base de la estabilidad físico-emocional del luchador: ganando su mente, ganas el combate.

Y también por medio de la lucha he descubierto que para derrotar a un contrincante a nivel mental has de atacarlo constantemente, atosigarlo, crearle una situación de agobio y estrés que lo saturen mentalmente hasta el punto de que llegue a centrarse más en el hecho de que está perdiendo que en el hecho de ejecutar su estrategia/técnicas diseñadas previas al encuentro.

En resumen, para vencer a un luchador que pelea contra ti debes crearle un caos en su cerebro, es decir, imponerle una situación caótica en su estabilidad destrozando así su "game plan".

Todo ello se puede extrapolar a la vida diaria y en la situación que se está viviendo en este país con la "crisis" -odio usar esa palabra, ya que, odio el uso de vocablos tópicos, como "crisis", "facha", "perroflauta", pues falsos y autoproclamados revolucionarios a menudo hacen que estas palabras pierdan su valor-.Pero siguiendo con este asunto, la situación de crisis en la que estamos inmersos no es muy distinta a un combate de artes marciales: un atacante -en este caso el sistema de gobierno- quiere arrebatarnos algo que es nuestro -la victoria en combate, la libertad en el día a día- mediante estrategias desconocidas para nosotros e incluso utilizando la fuerza bruta cuando la situación llega a un punto incontrolable para el contrario... y al igual que en un ring, la forma de vencer a ese sistema de gobierno es provocando un caos en su base, en los mismos cimientos que lo sostienen.

Exponiendo el caos como algo positivo no pretendo ni fomentar ni apoyar la violencia, al contrario, ne repugna mucho, la veo de personas poco capaces y de baja sabiduría. Más bien podemos definir al caos no como un hecho violento, sino como un estado en el que se derrumba al orden impuesto desestabilizando su base y destruyendo su diseño, haciendo surgir así a un nuevo sistema a menudo más positivo que el anterior -siempre que se haga pacíficamente será superior- lo cual se debe y puede conseguir sin una sola bala.

Por ejemplo, actualmente casi cualquier sistema de gobierno -al menos el de este país- trata de hacer que las personas se sientan seguras y/o adeptas a su sistema mediante:

-Medios de comunicación masivos: en prensa y radio no paran de crear un estado de "miedo perpetuo" bombardeándonos con noticias totalmente negativas o justo lo contrario, tratando de hacernos olvidar mediante boletines del todo vacíos o que nada tienen que ver con la situación social. Y ya en el caso de la televisión e internet se suma la ingente cantidad de "periodismo" rosa, pornografía y programas chabacanos -"Mujeres, hombres y viceversa", "Next" y un triste etc.- que son el "fast food" de la cultura, programación mediante la cual pretenden tenernos o bien atemorizados o bien entretenidos, intentando crear "una prisión para nuestra mente" -enorme frase de "Matrix"- y peor aún, alejarnos de la cultura realmente enriquecedora: el libro y la calle.

-Creación de necesidades: hasta hace quince años todos vivíamos sin movil... hasta hace 10 sin internet... hasta hace 50 sin televisión... recuerdo que en mi casa no hubo una videoconsola hasta que yo mismo me la compré gracias a mi primer trabajo -craso error-.En cambio y muy ligado a lo de antes, a causa de la incesante publicidad -no solo en telemedios, sino también en carteles, vayas, camisetas, cochesanuncio...-tenemos un sinfín de mierda en nuestro bolsillo, en nuestra casa, en nuestras calles "sin los cuales no podemos vivir" como por ejemplo el móvil -ver primera frase después de los dos puntos-.Todo esto crea de nuevo una sensación de miedo y, aunque sea otro tópico, esta vez no deja de ser cierto: el consumismo es otra manera de control, pues nos quieren crear la falsa idea de que necesitamos ciertos aparatos, un determinado "status" para poder vivir mejor, por lo que en consecuencia se crea también la errónea idea de que una vez que obtenemos esos productos, ese "status" ya somos felices. Es decir, que el sistema ha hecho una pescadilla de consumo mediante la cual nos administran un placebo de la alegría cada vez que conseguimos el nuevo cacharro "sin el cual no podemos vivir", pero a la vez caemos en la frustración y posterior tristeza, pues vivimos únicamente para consumir y consumir y si no lo conseguimos llegamos a estados depresivos y apáticos que nos impiden luchar contra el verdadero enemigo que nosotros mismos hemos dejado entrar en casa.

Pero romper con esta cadena de miedo, consumismo y desvíos de atención es sencillo... crearle un caos al sistema actual es simple: leamos prensa independiente, cuanto más minoritaria y carente de publicidad mejor: cuanto menos cobras por hacer algo más libre eres al hacerlo. Tomemos alternativas a la "necesidad" de comprarle el último videojuego a un niño para que se divierta o ante el "sinvivir" de no poder adquirir el coche último modelo -llevar al chiquillo a jugar al fútbol e ir en guagua o en el coche de un compañero al trabajo son buenas fórmulas-.Y, por encima de todo, apaguemos la tele, no la encendamos jamás y como opción a ella no paremos de devorar arte, buen arte, que gracias a Dios es inmensamente abundante, barato y hasta gratis: libros de segunda mano, series y películas por internet, funciones gratuitas en cientos de teatros en este país y ahora sí un maravilloso etc.. El arte, la cultura son armas insangrientas más poderosas que cualquier pistola, porque nos estiran los límites mentales -nos liberan de la prisión- y nos forjan un espíritu crítico, un espíritu guerrero capaz de crear el caos.

Puede parecer absurdo, rídiculo, infantil... pero opino que medidas de presión como, por decir algo, negarnos durante tiempo indefinido a comprar determinados productos hasta que les bajen el famoso I.V.A. -el cual indirectamente afecta a Canarias... a ver de donde son algunos productos que vienen a estas islas si no son de España-, no ver jamás ni un solo programa por la tele -pérdidas a las cadenas basura: si no se las consume, no tienen beneficios- y hechos como evitar pagar ni un solo céntimo de más, pagar precios abusivos por actividades artísticas pueden crear ese desorden tan necesario actualmente.

Lo del párrafo anterior no es utópico: en Alemania cuando entró el euro muchísimos centros comerciales, cadenas de electrodomésticos, etc., se aprovecharon de la supuesta ignorancia de los habitantes de ese país duplicando los precios, pues 1 euros es igual a 2 marcos -antigua moneda de ese país- y muchos negocios simplemente dejaron el precio igual en sus etiquetas cambiando la palabra "marco" por "euro"... se por mi hermano que vive allá desde hace quince años y por periódicos que nos mandaban que casi la totalidad de la población alemana se negó a comprar o consumir todo aquello que no fuera estrictamente necesario para literalmente sobrevivir -agua, alimentos de primera necesidad, calefacción...-dejando de ir a restaurantes, cines, obviando el comprar caprichos como alcohol, pasteles, etc., hasta que los precios volvieron a ser razonables. En cuanto a la tele, se puede vivir sin ella: para poder ver la "buena tele" como por ejemplo series decentes de televisión tenemos internet, para noticias ya nombré la prensa minoritaria -lo prefiero a "independiente"- y en cuanto a no pagar precios abusivos, demos un tiempo sin ir al "Pérez Galdós" porque las entradas son caras, aunque nos lo podamos permitir y veremos como las bajan.

Para crear el caos solo hace falta organización -menuda paradoja- para poner en práctica estas acciones a nivel masivo, esfuerzo y sacrificio para llevarlas a cabo y esperanza, tener la inquebrantable fe de que van a dar resultados.

Esta es solo mi opinión y seguramente escribo este texto más por aburrimiento -las principales metas de mi vida son por orden de prioridad superarme, la familia/amistades y divertirme- que por ideología, pero considero que no está demás haberlo expuesto aquí.

"¿Sabes que tiene el caos?Que es justo."

Aclaración: de esta escena estoy de acuerdo con todo, salvo como expliqué en el texto, con el usar métodos violentos.

http://www.youtube.com/watch?v=zho_YvgwPPU

miércoles, 18 de julio de 2012

Política... algo extraño en mi

Quizás el título es muy pretencioso, pero viendo las cosas que están sucediendo en España -de las cuales no solo no me alegro, sino que me preocupan y duelen profundamente- y que repercuten por cuestiones políticas y administrativas en Canarias me he decidido a escribir lo siguiente:

En este país está claro que ningún político va a tomar medidas de cambio efectivos"motu propio", pues no les interesa perder sus privilegios... han convertido la democracia en una dictadura consentida por nosotros mismos... nosotros somos los culpables, pues el esclavo lo es hasta que decide revelarse al amo. Pero presionar a quienes tienen el poder es sencillo -que no fácil, gracias a Dios- y no por medio de "dale a "me gusta" si no estás de acuerdo con tal o cual político" ni chorradas de esas, sino en mi opinión con acciones del tipo: 

-Manifestaciones absolutamente pacíficas, molestas y continuadas: lo de la no-violencia no hace falta ni explicarlo (no debemos jamás convertirnos en lo que criticamos)... molestas porque deben hacerse no en parques, aceras, en aulas universitarias, sino en autovías, puertas de centros comerciales, etc., lugares en los que sean realmente un estorbo las personas que participen en dichas manifestaciones, las cuales deben asumir que pueden acabar denunciados y hasta encarcelados... y continuadas porque un día, dos o tres mil haciendo estas acciones no darán resultado: deben hacerse hasta que causen el efecto deseado, pase el tiempo que pase. 

-Negarse a pagar ciertas subidas como por ejemplo, las tasas universitarias: si suben las tasas los encierros en las aulas son loables, pero inútiles... hace mayor efecto que ni un solo estudiante pague su matrícula, pero así todo asista a las clases con normalidad, es decir, obliguen al profesorado, administración, etc. a "trabajar gratis"... veremos como de esa forma también se mojan ellos: no es algo bueno, pero se puede aprovechar el que el mundo lo mueva el dinero... 

-Por último el arte y la información: boicot por entero a la denominada -con toda razón- "telebasura"... acceder y "consumir" lo más posible periódicos independientes, arte -especialmente crítico- y "producirlo" aquellas personas que tengamos la capacidad de hacer obras artísticas, pero teniendo en cuenta, los artistas, que nuestro arte no debe tomarse jamás como una fuente de ingresos, al menos no a nivel laboral: cualquier artista debe "comer" de otra cosa que no sea su obra para así poder hacer un arte plenamente libre, sin tener que adaptarlo a cláusulas ni caprichos de editoriales, discográficas, productoras... y, por ello mismo, el artista debe obviar al público, no debe buscar nunca su agrado, sino en primera instancia conocerse y superarse a sí mismo y, justo después, enviar un mensaje a sus receptores, lo cual puede sonar contradictorio, pero nada más lejos: si siempre agradas al público significa que no siempre lo incómodas y la verdad siempre resulta dolorosa, incómoda. 

Todo esto que he escrito es una opinión y lo estoy escribiendo desde mi casa, lo cual es extremadamente fácil, pero en la medida que puedo lo pongo en práctica y estoy convencido de ello... quiero creer que hayan infinitas personas con más capacidad que yo haciendo cosas miles de veces más efectivas.

viernes, 6 de julio de 2012

El jardín.

Deseamos cambios en nuestra vida, continuamente. Pero a menudo solo hacemos ornamentos: tenemos un jardín y en lugar de curar los árboles enfermos nos dedicamos a podarlos, a mejorar su fachada mientras siguen pudriéndose en lo invisible.

El origen de la palabra "radical" proviene de "raíz" y se trata justo de ser radicales: si un árbol enferma se manifiesta en el color de sus hojas o en el estado de su corteza, pero eso es la última señal de enfermedad... todo ha comenzado en sus raíces, en el medio de alimentación de ese árbol.

Quitamos hojas secas, arrancamos ramas estropeadas, pero no nos preocupamos en sanar la raíz o incluso en arrancarla para plantar un nuevo árbol si ese ya no da más frutos. Nos aferramos a la seguridad de lo conocido, aunque sea terrible, con tal de no dar un salto a ciegas hacia lo desconocido, aunque sepamos que pueda ser la única forma de liberación

Nos movemos en la vida deseando mejoras, pero a menudo lo único que hacemos es parchear los problemas porque nos aterroriza un cambio profundo y sustancial... No se trata de ser extremistas: un extremista busca sus fines aún a costa de perjudicar irreversiblemente a terceros y aún a costa de cerrar sus ojos, oídos y boca a nuevos ideales... No se trata de ser extremistas, sino radicales: el cambio verdaderamente enriquecedor se sostiene en ir a la raíz de nuestro pensamiento, a la raíz de nuestro problema, a la raíz de nuestra forma de vida para agitarla, cortarla, arrancarla... recrear una y otra vez sabia nueva por medio de la variación en esa raíz. Un cambio se basa en quemar el tronco entero para que esa ceniza alimente la raíz.

No se trata de ser volubles y andar cambiándonos la chaqueta de los ideales según la conveniencia: se trata de tomar nuestro estilo de vida y darle nuevos enfoques cada vez... a menudo un nuevo resultado no proviene de tomar un diferente camino, sino de andar el mismo sendero con pasos diferentes.

Si de veras deseo un cambio sustancial en mi vida he de ahondar y trabajar en la raíz de la misma... he de hacer un acto radical mediante el cual sepa que jamás nada volverá a ser igual hasta el punto en el que decidí hacer ese acto gigantescamente distinto a los anteriores.

No se trata de podar las ramas para que vuelvan a crecer enfermas... se trata de mejorar las raíces para que las mismas ramas que ya tenemos sanen por sí mismas.

lunes, 25 de junio de 2012

Relato.


                Pasión.
Cristales verdes, microscópicos y sucios que desgarran su carne. Cristales infectos que arden en su costado, como a una especie de moderno Jesucristo. No es arena: son cristales verdes llenos de fuego que penetran más y más en sus entrañas  rotas, sanguinolentas, moribundas. Y sonríe.
            La sangre encharca el pulmón por completo, convirtiéndolo en una esponja blanda, roja intensa, a punto de implosionar: era algo así como una mezcla entre carne que dejas pudrir durante días al sol, sumado a bayetas sucias que hieden a cloaca. Un pulmón inútil que se extirpará, que se echará a la basura como todo lo inútil: un elemento de vida convertido en riesgo de muerte… un tumor en su cuerpo al igual que el feto en las entrañas de su madre. Y sonríe.
            Dos costillas fueras de su sitio, atravesando la piel, perforando la carne: cada roce de estos huesos contra el tubo del goteo es como hojillas de afeitar cortándole la piel de rana que hay entre los dedos, como cuando te cortas un poquito con un folio, pero mucho más jodido. El dolor de las costillas embulle tanto a su conciencia que se produce la paradoja rozando casi el placer -¡no pensar!-, un placer macabro fruto del dolor insoportable. Y sonríe.
            Piernas inútiles: dos trozos de carne atravesadas por un palo y cubiertas por una capa de piel… piernas transformadas en embutidos. Si pudiera seguir viviendo sería un completo vegetal en lo motriz. Y sonríe.
            La ambulancia se apresura, pero no da abasto. En los coches unos pocos la miran por inercia, otros siguen con su música, regañando a sus hijos en el asiento de atrás o pensando en llegar pronto al café antes del trabajo, porque en un mundo donde matamos a personas a diario sin usar pistolas, sino comprando Coca-cola, un semimuerto en ambulancia significa menos que una mierda, porque al menos a la mierda te preocupas en no pisarla...
            Llegan, los suben a quirófano, ellos esperan. Dos o tres amigos –los que no se han quedado en la playa- explican al médico lo que vieron mezclado con lo que imaginan.
-La ola lo revolcó tan bestiamente que lo catapultó de la tabla y fue cuando se estampó contra la roca, de espaldas… no eran cayados, sino afiladas, como picones gigantes.
-A mi me da que lo del costado fue de antes: mientras daba vueltas en el agua la tabla se le debió incrustar entre las costillas.
            Se muere. Punto.
            Han intentado hacerle de todo, pero al abrirlo todo se avecinó peor: era una marioneta rellena de sangre y tripas; pocos órganos sobrevivieron intactos al golpe, que de seguro fue peor de lo que piensan sus amigos.
            Llaman a sus seres queridos, con los que logran contactar, para que pueda despedirse.  Puede hacerlo porque logran regalarle minutos de vida, convertido en zombie por narcóticos: la morfina nubla su dolor, sus neuronas y, en realidad, son ellos quienes se despiden de él ocurriendo como en los funerales, una patraña en la que no se trata de honrar al muerto, sino de consolar a los vivos y a veces también de alimentar su hipocresía.
            Lloran, desesperan, gritan e incluso babean. Él no. Sigue sonriendo.
-Eso es por las drogas.
            Error.
            Él sigue sonriendo. En el cerebro lo único que pasa por su mente son los buenos momentos que le regaló el surfing: los trucos imposibles, el dolor, el frío en los huesos, la familia que formó a través de él y esta última ola, la más grande que jamás ha surfeado.
-Joder, ni siquiera sabe donde está… que triste acabar así.
            Él sigue sonriendo.
            

domingo, 17 de junio de 2012

Entrevista.

Bueno, el articulista y ahora también amigo mío Alex González, me ha dado el privilegio de entrevistarme por mi faceta tanto de cómico como de artista marcial en su blog "queteparece.info". A continuación dejo el enlace. Un abrazo!!!

Nota: se han cortado ciertas cosas en algunas de mis respuestas por cuestiones de tiempo y espacio a la hora de montar la entrevista.

http://www.queteparece.info/2012/06/humor-lucha-y-emociones.html

jueves, 14 de junio de 2012

Energía

Principalmente existen dos energías máximas en las personas:

-Una fuerza de movimiento imparable.

-Una fuerza de base inamovible.

Personalmente prefiero la primera, ya que, el movimiento no implica desestabilidad, al contrario: muchos tipos de equilibrios tienen su base fundamentada en el movimiento. Por ejemplo, los boxeadores al tener una posición de piernas triangular, siempre que no pierdan esa figura pueden golpear y desplazarse sin perder el equilibrio en ningún momento.

En cambio, cuando un cuerpo se niega a perder su posición, es más fácil golpearlo, debilitarlo y quebrarlo. Un boxeador que se anclase de forma fija en el centro del ring será fácilmente noqueable. Con las personas en general ocurre lo mismo: cuando un individuo trata a toda costa de situarse en un punto fijo, crea a su alrededor una zona cómoda, en la que tiene una enorme seguridad, pero por eso mismo en cuanto un hecho externo lo saca de ese entorno de "confort" -antes o temprano siempre ocurre- desestabiliza sus emociones, su pensamiento y crea una situación de miedo y ansiedad difícilmente superable.

Sin embargo, una persona que se encuentra en constante movimiento, pero sin perder su equilibrio -como el buen boxeador- una y otra vez arriesga su seguridad, debe aprender a adaptarse a múltiples situaciones, pero por esa misma razón no para de adquirir capacidades, reflejos y conocimientos desconocidos hasta el momento gracias a las nuevas direcciones que va tomando en su fluir.

Se debe tener una meta fija a la que dirigirse, pero teniendo presente que las direcciones para llegar hasta ella son variadas: cuantas más variada sea nuestra capacidad para tomar distintos rumbos, con mayor experiencia alcanzaremos nuestro destino... escogiendo la opción de "fuerza de base inamovible" jamás lograremos objetivos nuevos, jamás obtendremos nuevos resultados ni nos nutriremos de nuevas experiencias, lo cual sería una vida aburrida, triste. Tomando la opción de "fuerza de movimiento imparable" probablemente lleguemos a nuestro destino más tarde que siendo unidireccionales, que tomando una posición cómoda y seguro, pero una vez que lleguemos allí, lo haremos con una mochila cargada de vivencias y, al final, es lo que cuenta, no conseguir el objetivo -eso es tan solo un plus-,sino las experiencias que iremos sumando a lo largo del recorrido.

miércoles, 4 de abril de 2012

Reflexión

Clark Kent no es más que la representación de un lastre: como dijo Tarantino a través de "Kill Bill", es el único superhéroe que se despierta sin máscara, sin ocultarse, siendo él mismo y que debe cubrirse con el velo de lo común y cotidiano -finge ser un periodista en vez de un superhombre- para pasar desapercibido y no escandalizar a quienes le rodean. En ocasiones actuamos igual: ocultamos nuestras mayores virtudes, nuestros mejores talentos bajo una capa de falsa humildad considerando que de ese modo no empequeñecemos a personas que están cerca, olvidándonos de que desatando nuestras más grandes cualidades sobre la marcha inspiramos a quienes se encuentran a nuestro lado a actuar del mismo modo, es decir, que asumiendo nuestra grandeza -que todos sin excepción poseemos en uno u otro punto- y dejándole libertad de movimiento conseguimos que ciertos muros mentales se derrumben ampliando los límites de quienes los habían construido. No existe nada heroico ni solidario en ocultar la propia capacidad: el verdadero altruismo reside en dar rienda suelta a nuestras virtudes, desde la humildad y el respeto, para así hacer comprender a quienes están cerca que ellos dentro de sí mismos poseen un potencial capaz de derrumbar cualquier obstáculo. Todos tenemos alma de Superman, no de Clark Kent, por lo que no hacemos un favor a nadie fingiendo ser pequeños... Atreviéndonos a ser nosotros mismos, sin escondernos, contribuimos a liberarnos mutuamente.

domingo, 18 de marzo de 2012

Otra vez comedia

Pues aquí está el vídeo de mi nuevo monólogo en mi sexta actuación en la que hice dos pases... es la primera vez que actúe totalmente solo ante el peligro, pues en esta noche no habían más cómicos a parte de mi. Espero que se rían mucho, un abrazo!!!

http://www.youtube.com/watch?v=yetUDaQzZS0&feature=youtu.be

miércoles, 7 de marzo de 2012

Escrito: un relato, por fin.

Entre la comedia, estudios, buscando trabajo y mi última faceta del teatro apenas he tenido tiempo para escribir en la forma que más me gusta, que es esta del relato/cuento. Espero no haberme oxidado. Un abrazo!!!

No me des arena de beber
El perro lamía sus heridas de forma desesperada, rabiosa: era un animal pacífico linealmente, pero desarrollaba picos de lujuriosa voracidad cuando la sangre coagulada entraba en contacto con su nariz. Las yagas crujientes por fuera, jugosas por dentro, rellenas de pus y sangre lo enloquecían hasta el punto de que cuando él intentaba apartarlo lo mordía con fiereza, gruñía, recibía esperpénticas patadas y hasta golpes de palo y, a pesar, continuaba en su búsqueda de sangre. Era inevitable. Se rindió, sucumbió, el perro lo suicidó. Dejaba que el animal saciara su sed de enfermedad, confiando en que toda la pus que le sacara a ella lo reventara por dentro, como si la muerte del perro significase la vida de la enferma. Cuando uno está enamorado, pero sin entender al foco de su enamoramiento, se autodestuyen creyendo en la magia inútil de la esperanza en lo absurdo, en lo inesperado, en lo fantástico.
El perro llegó al orgasmo. La sangre lo transforma, lo lleva al clímax y vuelve a convertirse en sí mismo, en un cachorrito manso y juguetón al que todos -incluso él- adoran... Aunque quizás no sea sino otra ilusión creada por la risa del mundo y el verdadero yo perruno se encuentra en el que vacía las llagas de la herida y es ese cachorro manso el mentiroso, el impostor, el títere que nos domina haciéndonos creer que el amor mueve nuestras entrañas... Un cachorro dócil de mirar encantador, hipnotizante, que solo quiere ocultar a la bestia que se esconde tras de sí... El placer de probar los coágulos es tan enorme, una heroína tan poderosa que vende su yo la mayor parte del tiempo a cambio de otro pico.
Él la idealiza, más bien se olvidó de su parte podrida. Está plagada de pústulas por todas partes, normal en alguien que desde hace tres años vive tachada en una cama moviendo solo la mano izquierda y la cabeza. La peor es la gigantesca yaga de su espalda, costrosa, traslúcida, plagada de parásitos blancos semejantes a espermatozoides de tamaño despampanante que flotan y se dejan ver provocando las arcadas de cuantos la visitan -no muchos- salvo las de él que la besa: no sabemos si besa esa herida repugnante por el sentimiento que desprende hacia ella o por el orgullo que lo obliga a comprobar una y otra vez si aún la sigue amando.
Le coge la mano izquierda y ella cierra sus dedos, ya no por cariño -lo perdió hace tiempo, aunque su cobardía le impida reconocerlo abiertamente-, sino por un acto reflejo, semejante al de esa araña que cuando muere repliega las patas sobre sí misma clavando los ocho aguijones bien adentro del abdomen estallando cada víscera de su cuerpo, convirtiéndolas a todas en una masa de veneno y escatología... De repente se percata de que la tomó de la mano y la suelta con pánico: se siente dolido por el rechazo, pero piensa que no es más que un error, un despiste provocado por la morfina que la hace divagar.
-Aquí apesta-dice él de pronto.
-Me habré cagado-piensa ella en voz alta.
-No, eso ya no me huele... es otra cosa.
Da vueltas por la habitación y se encuentra con un ramo de rosas frescas, relucientes y estéticamente bellas.
-Es esto.
Las tira con rabia a través de la ventana, donde irán a parar al callejón de los meados.
La intenta coger de nuevo de la mano, pero esta vez la araña no se inmuta y él, con rabia entristecida se despide.
-¿Nos vemos mañana?Te echo de menos cuando te vas-dice ella.
-Claro... yo siempre vuelvo... ocurra lo que ocurra siempre vuelvo... ese es el problema.
Baja los cinco tramos de escaleras y se encuentra con el otro.
-¿Te vas?
-Sí.
-Cabizbajo otra vez... ¿cuando vas a darte cuenta de que has perdido?
-Cuando sienta que he perdido.
-Nadie se da cuenta de algo así... pero bueno, al menos consuélate con algo: ella te necesita.
-Yo preferiría que me ame.
Atraviesa las calles sufriendo la necesidad de llorar, sin liberar las lágrimas, pues su orgullo es más grande que su sentimiento.
La enfermedad es cada vez peor, peor, peor y la mata: le dio tiempo a despedirse de todos, salvo de él, porque justo el día que ella dejó de vivir no estuvo: pensó que había perdido, decidió descansar al menos un momento y justo en esa pausa ella decidió marcharse. Ya no lo soportó más y lloró una tristeza contenida durante un tiempo absurdamente grande, como cuando duermes de golpe todo el insomnio.
El otro que también iba a verla lo trató de consolar explicándole que en el fondo ella lo quería, que siempre fue su amiga.
-Darme amistad estando enamorado, es darme alimento estando sediento.
La amistad es suculenta, pero no siempre sacia.

viernes, 24 de febrero de 2012

Reflexión

Diculpen la falta de tildes, es que lo escribí en facebook sin ellas y lo he copiado y pegado directamente aquí... me puede el gandulismo jejeje. Un abrazo!!!

Haga lo que haga lo importante son las personas, ni siquiera lo que aprendo de ellas, sino el tiempo que comparto con ellas, las vivencias en comun con quien en un momento fuese un desconocido y hoy en dia no es algo tan abstracto como un amigo: mas bien es un compañero, un espejo vivo que me enfrenta conmigo mismo, un soporte, un abrazo, un enfado, un peldaño y, alguno, incluso un familiar. Las medallas se oxidan, los vitores se apagan, las felicitaciones se pierden, pero lo que uno comparte con otra persona que entra en su desarrollo como individuo eso queda siempre, porque no importa si la relacion dura de por vida o no: la influencia de ese sujeto se quedara en ti de todas maneras sin necesidad de pasar segundo tras segundo con el... la experiencia compartida es un lazo mas fuerte que la propia sangre -la familia no es familia por la genetica, sino porque se dirigen todos en union hacia un mismo objetivo- por lo que si bien es una tortura inutil vivir del pasado, tampoco debemos negarlo, ya que, seria negar parte de nosotros mismos. Nos entristecemos por las personas que el tiempo, el espacio ya no nos permite ver, hablar, abrazar... pero todavia las podemos escuchar, sentir, recordar y que mejor tributo para ellas que hacer justicia peleando por lo que es bueno en nuestra vida, demostrarles que lo que nos enseñaron -aun sin nosotros saberlo en muchos casos- no cayo en saco roto y que lo usamos para superarnos, para mejorar como individuo y en consecuencia para hacer mas bueno el trozo en el que nos toco existir. Aunque tenga el derecho de hacerlo no merece la pena entristecerme por quienes ya no estan: la mejor forma de agredecerles lo que han significado para mi como hombre es centrarme en los que aun quedan, exprimir al maximo mi tiempo con ellos, porque las horas se van, pero la experiencia es para siempre.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Nuevísimo

Pues eso mismo: algo muy nuevo partiendo desde mi estilo de escritura... algo que no tiene nada que ver ni en forma ni en contenido con lo que he hecho nunca en literatura. Un abrazo!!!

"No es la incorrespondencia lo que me destruye.

Es no comprender su porqué, no entenderte, no comprenderme, frustrarme intentando darle explicación propia a lo que solo otra persona puede resolverme.

Una duda que corroe mi ánimo, mi ego… no se si es por mi o por ti y siento que si paro de pensar me rindo, me pierdo, me suicido.

Pero pensar me hace daño, me tortura y me llora.

Y es que pensar está muy sobrevalorado… pero a veces se me olvida y caigo en ese juego mental del agujero del gusano. 

Un agujero cínico y criminal que consigue llevarme una y otra vez a un tiempo que ya fue, imaginando uno que existirá, todo porque el de ahora me repugna.

“¿Qué hubiera ocurrido si?” Una pregunta inútil cuya respuesta es solo ilusión y aunque se que es imposible cortar un árbol con un hacha imaginario, me empeño en seguir talando mi cerebro con él.

Te quiero tanto como odio esta situación, siendo justo esa nocilla a sabor pasado lo que hace que merezca la pena.

Duelo porque no se bien si estás, donde estás, conmigo estás… más me duele dejar de pelearte: asquerosamente mi orgullo es más grande que mi sentimiento.

Dejo de pensarte… pensar está muy sobrevalorado… prefiero pelearte."

domingo, 29 de enero de 2012

lunes, 23 de enero de 2012

Reflexión

La cultura en cualquiera de sus expresiones es un patrimonio no solo del propio autor, sino de cualquier persona que desee acercarse a su obra. SIi bien es una irrespetuosidad adjudicarse la autoría de una creación ajena -plagio, copia, robo- es igual de aberrante negar el acceso gratuito a quienes carecen de medios económicos para disfrutar del arte. Por lo tanto, estas nuevas leyes contra la piratería no son sino un reflejo de la quema de libros de épocas anteriores donde, al igual que ahora, lo que interesaba era mantener una sociedad iletrada incapaz de comprender y mucho menos de resolver su problemática. Estas leyes no tratan de proteger al artista, sino al sistema de gobierno, el cual sabe que su fin viene siempre a través de unos individuos ilustrados...de hecho, el verdadero artista pone en un segundo -y hasta tercer- plano las ganancias económicas a través de su creacion, sabiendo que su arte sirve en primer lugar como un medio de autoconocimiento y superación personal e inmediatamente después sirve como medio de concienciación y aprendizaje de los receptores de su obra, por lo que un verdadero artista, no solo lucha, sino que hasta promueve el que su obra llegue a cuantas mentes sea posible por el medio mas factible, independientemente del aspecto lucrativo. Por lo tanto, depende por un lado, de los creadores el que no muera la cultura promoviéndola por medio de blogs, exposiciones publicas, certamenes, etc. y por otro de los consumidores, ya que, si ahora tenemos dificultades para acceder a la cultura a través de internet no dejemos que venzan y tomemos nuevas -mas bien antiguas- alternativas como regresar a las bibliotecas, a las lecturas y tertulias en grupo, a los cineforum en casa del vecino...pero ocurra lo que ocurra no dejamos que venzan...el arte, la cultura no es moneda de cambio, es un arma insangrienta más poderosa que cualquier ejército y de nosotros -artistas y receptores- depende que ese arma no se nos arrebate. Las nuevas leyes son solo una dificultad, no una derrota: las dificultades no son nunca un muro, sino una escalera ¿bajamos o subimos?

Experimento

Aunque siguiendo -al menos tratando de seguir- mi línea he decidido experimentar un poco y escribir según me iba viniendo a la cabeza y aquí lo publico sin releerlo ni mucho menos corregirlo o reescribirlo. Un abrazo.


RELACIONES PERSONALES
            Repugnante. Imagen de sí mismo. Repugnante. La belleza está en el interior, pero ¿a él que le quedaba? Marcas de viruela por toda la cara, granos supurantes de pus, como un adolescente adicto a la masturbación, granos picantes que se revientan a cada rasquido con esas uñas amarillentas, descalcificadas. Repugnante. Dientes negros, visualización del cáncer de pulmón –demasiadas cajetillas de tabaco-, ojos hundidos -¿por tristeza, odio o cansancio?- de color indefinible. Repugnante. Las orejas abanadas y de soplillo, peludas. El cuerpo encorcovado en la parte superior, grotescamente desarrollado de cintura hacia abajo. Repugnante.
            Su personalidad no acompaña. No conocemos si su estilo se formó por culpa del complejo desprendido en el espejo o si bien su alma deforme fue acomodando el cuerpo a su propia forma. En cualquiera de los casos este ser era un hombre arisco, siempre a la defensiva, con un único instinto sobresaliente, el de vivir, actuando como esos perrillos chicos y malcriados que cuando reciben una caricia mientras comen gruñen, chillan y atacan con sus dientes los dedos que le ofrecen cariño. Este hombre, al igual que todos, hizo real la imagen de su cabeza, la proyecto en los demás, pensó por los demás…años y años de sentirse asqueroso hicieron que su visión acerca de nosotros fuera igual de repulsiva, de maniaca, de retorcida, creyendo ver mal en cualquier acercamiento hacia él: un “buenos días” en realidad es una cínica burla porque ningún día vale la pena…un beso –aunque hacía años que lo recibía- un acto más de compasión que de cariño por parte del besador…un abrazo –impensable a estas alturas- hipocresía, ocultación, algo a cambio de. Su cerebro se come a sí mismo, pensando, pensando, pensando…pensar está tan sobrevalorado…pensando en el que dirán, en el porqué a mí, en yo merezco más…pensando sentado, pensando inactivo, pensando, pensando, pensando.
            Entraba a la oficina a las ocho, salía a las tres. Todo el presente acompañado de una planta marchita –había estado en su mesa desde el principio, como un mueble más, un mueble que no había que regar, que importa la vida de un adorno- y por la pornografía del ordenador, imágenes que más que consolarlo o excitarlo le aumentaban su irritación: envidioso de unos cuerpos que el nunca poseería…pero que aún así continuaba observando, porque a veces uno está tan muerto que gusta del dolor, del odio para recordar que sigue respirando.
            Repugnante, todo en su cabeza lo era y por lo tanto todo a su alrededor también: el cerebro es un pincel muy potente que plasma en la realidad la pintura que lleva dentro.
            Sus compañeros rehuían de él, evitándolo en el ascensor, en el café, en los asientos. No solo por su peste de amoniaco, sino por el pegajoso humor que emanaba, tan pegajoso como el rastro que deja una mandarina podrida desde hace días en el fondo del frutero. Y cuanto mayor era el desprecio, mayor era el pegamento, la peste, la ira, el odio, la envidia. Repugnante es, porque todo lo es en su cabeza.
            Las tres de un martes, hora de arrastrarse a casa. Aunque curiosamente, este sujeto tenía motivos para sonreír: le gustaba llegar al portal el segundo día de la semana, porque es cuando se cruzaba con el chico de la limpieza. No es que le agradara especialmente su forma de ser, pero su aspecto era objetivamente repugnante: una barba amarillenta con calvas a lo largo de toda la cara, melena grasienta y una barriga propia de obeso, igual que muslos y manos…el sudor clorofórmico arrancaba solo con pasar la escoba y siempre con los bolsillos llenos de dulce. De mirada cobarde, siempre dirigiendo los ojos hacia el suelo mientras los vecinos le pisaban lo fregado, para luego dirigir su vista hacia sus espaldas, maldiciendo por lo bajo, sintiéndose víctima, prefiriendo la compasión al respeto. El martes: el día preferido del gordo y el monstruo. Uno volvía del trabajo mientras el otro lo empezaba.
-Hola.
-Hola.
            Se saludaban sonrientes, se miraban a los ojos, una compenetración sexual, casi amorosa, un deseo mutuo basado en el entendimiento de la desgracia propia. Dos seres cuya empatía se limitaba el uno al otro: más nadie en el mundo que ellos dos…¡eso dicen, piensan, que es el amor! Ambos, cuando conectaban con sus miradas, sentían cucarachitas en el estómago.
            Y así pasaban las semanas, los días, las horas, los segundos. Mortificantes hasta el siguiente martes. Un averno en sus cabezas que si no los llevaba al suicidio era por la esperanza de encontrarse el martes, el mejor momento del mundo.
            Nunca se atrevieron a dar un paso más allá de “hola”, hasta que un día:
-Hola.
-Hola…¿quieres comer en mi casa? Termino de fregar sobre las cinco.
-Es muy tarde para comer.
-Puedes comer dos veces: en tu casa y luego en mi mesa.
            El oficinista se quedó pensando…pensar duele tanto, está tan sobrevalorado…Lo miró a los ojos…chispas, cucarachitas.
-De acuerdo. Me llevas tú, ¿verdad?
-Sí, sí, despreocupate.
            Una nueva ansiedad. Ya no eran los martes solo. Ahora eran los martes y las cincos.
            Dio la hora y ambos fueron hasta casa del gordo. Querrían haberse dado de la mano, pero ¿Qué pensarían?¿Valía la pena aumentar las burlas?
            El monstruo entra en casa de su nuevo amigo y le gustó lo que vió: vacío. Muebles sin mantel, paredes sin pintar. No fotos, no tele, no ordenador, no mascotas, no teléfono, solo paredes encaladas y muebles sin adornos. Todo tan básico, tan hermosamente práctico. Aunque, de repente, al fondo de un salón, la vieja. Una mujer cuyos ojos eran todo esclerótica. Sus manos arrugadas como pliegues de cartón sujetaban un baso de leche verduzca y la espalda la tenía deforme, como si no se hubiese levantado en años de aquella silla, como si hubiera nacido sentada y bajo ella hubiesen construido aquel asiento. Aquel hombre tan obeso, sacó de la nevera otro baso de leche ya previamente preparado, cogió un plátano, lo peló, fue a la vieja, cambió un vaso por otro, mojó la fruta en él y se lo hizo comer.
-Así la tengo entretenida…ven conmigo.
            Fueron hasta la cocina y el portero puso al fuego la sartén, tiró contra su aceite unos higadillos y se sentó a la mesa, esperando.
            Un hormiguero se le había instalado bajo las baldosas desde hacía mucho tiempo. Estos bichitos corrían con orden incierto a lo largo de una de las paredes cargando miguitas, trocitos de insecto…entra una libélula al cuarto y se posa en la nevera…el gordo logra atraparla, le arranca las alas y la tira en dirección a las hormigas, que como perros hambrientos y andaluces, se lanzan contra la presa para devorarla.
            El otro, atónito –incluso para un monstruo existen límites- observa a su amigo, sonriente, extasiado, feliz ante el dolor ajeno.
-Portero, ¿Porqué eres así?
-¿Cómo?
-No sé…repugnante…pensaba que tú eras distinto…pensaba que eras como yo.
-¿Hermoso?
            Nunca le habían dado a entender que tuviese belleza.
-Quiero irme de esta casa, olvidarme de nuestra relación, dejar atrás los martes.
-¿Porqué?
-¿No ves como tratas a quienes te rodean?
-Y a ti, ¿Cómo te trato?
            Se quedó pensando…está tan sobrevalorado…y finalmente consiguió responder.
-Genial…como nadie me ha tratado…como ni yo mismo me he amado.
-¿Y porqué quieres irte?¿Tú eres amigo de alguien en función de como trata a los demás o de como te trata a ti?
            Aquel sujeto deformado pensó…está tan…y se quedó. No se que pasaría en el futuro, pero aquel día se quedó a comer, feliz, sin pensar, sin esperar al martes siguiente.

lunes, 2 de enero de 2012

Garitas.

Decidí distraerme de la gripe escribiendo un poco...si es que hasta de la enfermedad se saca algo bueno. Espero que disfruten y, si lo consigo, que aprendamos un poco. Un abrazo!!!


GARITAS
            Poca gente no se olvida de que en cierto modo, la guerra civil comenzó en Las Islas Canarias, más concretamente en Telde. Quizás por ello ocurrió el efecto de la concha del caracol que obliga a que todo vuelva a su punto de origen y de ahí que las costas de esta ciudad fueran plagadas de nidos de ametralladoras hechas con las piedras playeras previendo una defensa contra ataques que jamás llegaron, pero que aun así angustiaban a los isleños que desconocían su porvenir tanto como su pasado, ante la idea de que una bomba, una bala o un caudillo podría romper la pausa atlántica…una angustia mayor a la de la propia guerra, ya que, no existe un terror comparable al que solo es una imagen dentro del cráneo.
            No hubieron batallas en el archipiélago, aunque sí posteriores matanzas amparadas en la ley de la España una, grande y libre, así como resolución de rencillas locales durante el conflicto, tanto de encarnados como de sublevados, pues lo de que los atlantes se destruyan mutuamente en lugar de mirar juntos hacia el verdadero enemigo es algo que viene de muy viejo. Asesinatos de guerra: de eso si que tuvimos en las afortunadas y no es de extrañar, pues cuando estalla una masacre entre vecinos no estás matando a un moro cuyo nombre te es impronunciable: a ese le pegas un tiro y te ponen una chapa en el pecho. En las guerras civiles estás matando a Paco Pepe, quien no quiso prestarte el dinero para pasar el mes haciendo que perdieras tu casa…Disparas contra el hijo de los Betencourt que montaron una pastelería a dos pasos de la tuya, pero mejor, consiguiendo que no te quedase otro remedio que alimentarte con el harina de tu negocio….Violas a María que se negó a ser “tuya” durante tiempos de paz y ahora aprovechas que nadie te mira mal, sino que te aplauden los de tu bando, porque ella no es una mujer, María ya no es María, ahora es una detractora/defensora del sistema y se merece toda vejación, dolor y podredumbre que puedas proporcionarle: después de todo lo haces por el bien de tu país, de su país, lo haces por ella, ya que, María, al igual que la otra mitad del Estado, no sabe lo que le conviene y tú, sea del modo que sea, vas a enseñárselo. En las guerras civiles uno no mata por dinero, ideales de ceniza o por llenarse la barriga: en estas clase de guerras uno se echa la escopeta al hombro buscando la venganza, la satisfacción psicopática –morbosa incluso-y el ajuste de cuentas que en tiempos relativamente civilizados se te niega. ¿Deseas ser un héroe? Una vez acabada la guerra, coge a un niño casi de teta, dispara en las rodillas a su padre  el farmacéutico, el que no te vendió las medicinas de tu mujer porque las guardaba para otro cliente  y oblígale a mirar mientras partes el esqueleto del bebé con el sacho y cuando acabes, te acercas al cuartel del bando vencedor –no importa que no comulgue con tus principios- y lo denuncias como conspirador: te aseguro que nadie se molestará en comprobarlo, créeme…habrás dado fin al problemilla con tu vecino por el módico precio de dos vidas, una mentira y un alma: una ganga en comparación a la que se te vendría encima durante períodos pacíficos.
            De esa forma transcurrió la revolución para los isleños, salvo para uno, que se sepa. A Manolo “el Bello” la guerra le estalló haciendo la mili en el centro y cuando lo llamaron a filas estaba comiéndose un pescado de esos insípidos que nunca han tenido que pelear contra el agua salada, bañado con un buen vaso de vino: este almuerzo aun sin el Bello saberlo, fue un cínico símbolo de lo que le estaba por venir…incluso por primera vez los ojos del pescado que estaba comiendo cobraron personalidad y miraron a Manolo con malicia antes de ser devorados: que bien sabe la gelatina ocular cuando se te desparrama entre los dientes.
            No se sabe cuantos enemigos mató el Bello ni tampoco en que creía ese hombre. Se pasaba el día casi completo borracho de arriba abajo para soportar la fealdad de a guerra…pero no hablo de las batallas: sus compañeros lo ridiculizaban instante tras instante por su acento, por su inutilidad para todo lo que no fuese apretar el gatillo, por su inadaptada voracidad y, especialmente, por su cara infectada por las marcas de la viruela: tenía tantos hoyos en la piel que parecía que millones de moscas a diario le escarbaban los cachetes formando agujeros donde ponían sus huevos…más tarde, las larvas de estos huevos subcutáneos rompían el cascarón, devoraban la carne, huían de la peste del hombre nada más lograr las alas y dejaban tras de sí los surcos del nacimiento. Insultos, palizas y violaciones: así transcurrió el conflicto para él. Normal que se cegara matando personas oculto en las trincheras. No por una cuestión de odio –en ese caso las balas habrían ido en la dirección contraria- ni tampoco por aliviar su frustración: el Bello nunca encontró en sus años algo para lo que valiera, algo en lo que ser bueno, algo por lo que los demás tuvieran un motivo para acariciarle el lomo, darle unas palmaditas y puede que incluso una palabra amable si se terciaba, hasta el momento de la guerra. Matar. Para este hombre era algo así como un deporte, un entretenimiento que lo hacía olvidar –los niños de ocho años hacen lo mismo por medio de la play- y, la verdad que matar, era una cosa que Manolo hacía genial. Tampoco sorprende que alguien que estuvo siempre desprovisto de vida fuese tan acertado finalizando la de los otros.
            Tres años y estalla la paz. El Bello, ahora cabo primero, que siempre mantuvo la mirada perdida y la boca constantemente entreabierta, igual que un mero, de repente juntó los labios y llenó sus pupilas con tristeza, decepción, incertidumbre. ¿Ahora qué? Durante la belicosidad cuantos más cadáveres más status, pero durante la paz…Seguro que si el Bello hubiese sido alguien de cara a la historia oficial, habrían escrito que fue el primer soldado que se entristeció por vencer una guerra. ¿A qué dedicarse?¿De qué manera sobreviviría?¿Cómo se iba a entretener ahora? Para olvidarse de su vida todavía le quedaba el vino, pero sin poder matar de forma legalizada, los recuerdos iban a esponjarle el cerebro hasta llegar al centro, justo de donde nadie puede sacarlos y estarían día y noche chillándole, acosándole, torturándole…y no serían gritos que le recordarían quien es, sino alaridos susurrantes que le recordarían que no es. Y allí estaba con su boquita de piñón cerrada, sus ojitos como los de un niño que se suelta en el mercado de la mano de su madre y antes de poder reaccionar ya estaba de vuelta a las islas con una paga de militar más simbólica que práctica y viviendo en una garita de las que se usaron como nidos de ametralladors, junto a la costa de Telde: al Bello la muerte, el mar y la guerra lo acompañarían siempre.
            Su garita era pintoresca. Incrustada entre los callados como uno más, solo que gigante, al lado de un bufadero que no paraba de resongar furiosamente y salpicar agua hora, tras hora, tras hora…mojando la casa del Bello. A él le gustaba salir y sentarse en una piedra a no mirar el infinito con los ojos extraviados dejándose manchar por el agua. Esporádicamente vivía. Se sustentaba trabajando como tripulante en barcos pesqueros y también gracias a lo que lograba arrebatarle al Atlántico ya fuera con su caña al agua o con su cuchillo a las rocas. La voracidad del Bello no se perdió con la paz y su apetito muchas veces lo empujaban a devorar vivos lapas, caracoles, sargos, o viejas…parecido al sushi, pero sin arroz. Gustaba de introducir a los peces por la cola, no tanto para causarles sufrimiento, sino para notar el contacto de su cola contra el paladar: le agradaban esos golpitos. Llegaba hasta la base de la cabeza en dos bocados y, por el camino, la sangre y varias espinas se le vertían sobre el pecho. Nunca se comía la testa –aunque sí los ojos- y solía botarla por encima de su hombro sin mirar, a donde callera, dentro o fuera de la garita, era indiferente. Las personas que caminaban por el paseo que se había ido construyendo en la costa teldense, sentían al unísono repugnancia y tristeza hacia Manolo…pero la primera siempre ganaba a la última y pocas veces le dirigían palabras a su vecino: algún hola, alguna burla alejada, poco más. Él los miraba sonriente con una risotada gutural mientras enseñaba la cabeza del pescado. En el fondo, también le escupían cierto cariño superficial, porque el Bello, en la costa, encontró otro nuevo desempeño que no se le daba mal…ironías, pero se le daba bien salvar: a lo largo de los años muchos cayeron en la playa de las garitas y Manolo los salvó uno por uno gracias a su peculiar destreza para el nado. Todos le daban las gracias –así está estipulado, es una ley social, incluso cuando es Manuel el Bello quien te rescata- y él por “de nada” dejaba oír su risita gutural.
            Hoy no es distinto. Un niño se resbala con el sanchasqui, rueda por los callados, rasguñándose la carne, con tan mala pata que se cae directo al bufadero. El Bello no se lo piensa, se saca la cola de su boca de piñón entre abierta y se tira al agua a por el niño a quien coge por el fondillo del culo –apenas pesaría quince kilos- y consigue ponerlo sobre las rocas. Pero este día sucedió algo diferente: los curiosos que estaban arremolinados contra la barandilla del paseo, no vieron salir de nuevo a Manolo. No oyeron su risa gutural. No supieron de él.
            Llegan los de las sirenas y atienden al niño. Transcurrió tanto tiempo entre el socorro y su llegada que fue más lógico dar por muerto al Bello que tratar de rescatarlo. Hombre sin familia que despertó la curiosidad de bomberos, vecinos y policías, los cuales entraron a la garita, hogar de Manolo y allí solo encontraron cadáveres de peces colocados artísticamente en una de las esquinas, un colchón amarillento, sin mantas, con olor a amoniaco, un balde-letrina y varios tetrabricks no de leche, presuponiblemente.
            La ley obligó a buscar los restos del exsoldado y así se hizo, aunque sin resultados: las morenas son pirañas atlánticas y no perdonan el cuerpo de un sicario pescador. Y otra ley, no tan de libro, obligó a hacer un último recordatorio –el primero en realidad- sobre Manolo el Bello en alguna parroquia de Telde a la que asistieron sus vecinos: entre todos no habían cruzado más de cincuenta palabras con el muerto. Descansa tranquilo Bello, tan tranquilo como curiosamente estaba el bufadero el día que te matastes.