jueves, 14 de junio de 2012

Energía

Principalmente existen dos energías máximas en las personas:

-Una fuerza de movimiento imparable.

-Una fuerza de base inamovible.

Personalmente prefiero la primera, ya que, el movimiento no implica desestabilidad, al contrario: muchos tipos de equilibrios tienen su base fundamentada en el movimiento. Por ejemplo, los boxeadores al tener una posición de piernas triangular, siempre que no pierdan esa figura pueden golpear y desplazarse sin perder el equilibrio en ningún momento.

En cambio, cuando un cuerpo se niega a perder su posición, es más fácil golpearlo, debilitarlo y quebrarlo. Un boxeador que se anclase de forma fija en el centro del ring será fácilmente noqueable. Con las personas en general ocurre lo mismo: cuando un individuo trata a toda costa de situarse en un punto fijo, crea a su alrededor una zona cómoda, en la que tiene una enorme seguridad, pero por eso mismo en cuanto un hecho externo lo saca de ese entorno de "confort" -antes o temprano siempre ocurre- desestabiliza sus emociones, su pensamiento y crea una situación de miedo y ansiedad difícilmente superable.

Sin embargo, una persona que se encuentra en constante movimiento, pero sin perder su equilibrio -como el buen boxeador- una y otra vez arriesga su seguridad, debe aprender a adaptarse a múltiples situaciones, pero por esa misma razón no para de adquirir capacidades, reflejos y conocimientos desconocidos hasta el momento gracias a las nuevas direcciones que va tomando en su fluir.

Se debe tener una meta fija a la que dirigirse, pero teniendo presente que las direcciones para llegar hasta ella son variadas: cuantas más variada sea nuestra capacidad para tomar distintos rumbos, con mayor experiencia alcanzaremos nuestro destino... escogiendo la opción de "fuerza de base inamovible" jamás lograremos objetivos nuevos, jamás obtendremos nuevos resultados ni nos nutriremos de nuevas experiencias, lo cual sería una vida aburrida, triste. Tomando la opción de "fuerza de movimiento imparable" probablemente lleguemos a nuestro destino más tarde que siendo unidireccionales, que tomando una posición cómoda y seguro, pero una vez que lleguemos allí, lo haremos con una mochila cargada de vivencias y, al final, es lo que cuenta, no conseguir el objetivo -eso es tan solo un plus-,sino las experiencias que iremos sumando a lo largo del recorrido.

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