sábado, 27 de abril de 2013

Escrito (27/4/2013)



5.5 grados

    Cada presión del blanco y del negro abre la compuerta provocando una eyaculación musical idéntica al chorro de espuma, hidrógeno y oxígeno que escupe una presa demasiado al tope cuando el ingeniero guiña sus ojos… Anciano borracho, con encías que bailan al son de su propio compás toca y toca atravesando pechos, tímpanos de los clientes con el jazz, los boleros, el rock… todo vale por una nueva cerveza, por otro elogio, por inflar un ego apresado en el ayer, en la época de París, de Suecia, de Londres… un ego construido piedra a piedra por el talento prematuro, ahogado y suicidado gota a gota en un mar de fuego frío a base de lúpulo, cebada y ganas de olvidar: a nadie le gusta saberse atrapado en el cuerpo de un mediocre cuando tan solo en sus diez dedos posee mayor jeito que en el alma entera del público cocainómano de los piano bares en los que va arrastrando sus notas… Atrás quedaron los teatros, las óperas por falta de padrino y cuando el hambre aprieta y tus manos son de artista, no de albañil, llenas el estómago con dinero podrido de ignorantes que acuden a sus conciertos de bar más por buscar un coño distraído que a disfrutar de sus exquisitas melodías.

    Aporrea el piano esperando que en algún espacio entre el do y el re se transforme en una máquina del tiempo llevándole hacia las épocas de gloria… cierra los ojos… toca… espera… 1… 2… y al abrirlos encuentra al encargado “Hay mierda en el váter, tienes que limpiarla”.

Se despega de la banqueta entre cínicos aplausos dejando tras de sí el único recuerdo del sudor de culo. El viejo va hacia el baño y comienza el d.j., lo que el público verdaderamente andaba esperando… Antes de desempeñar la desinfección da un paseo por el pub, mendigando cerveza, dinero, sexo y si hay suerte, tocando la entrepierna de algún muchacho que aún lo desconoce… Hacia el fracasado solo hay un sentimiento combinado de pena, burla y asco: sigue en el empleo por la misma razón que permites a un grano a punto de estallar vivir en tu cuello... sabes que debes hacer, pero no te atreves por si al pellizcar crece más aún.

    El retrete… en el suelo solo meados –antiguos y nuevos-, semen y vómito: se deleita con su olor, porque le recuerda que aún vive entre personas. Se arrodilla sobre el charco y con una esponja destrozada como única protección comienza a desprender los pegotes de caca de alrededor de la taza, sin guantes, dejándose embriagar por los vapores jedientes… los grados de la birra hoy no son suficientes para perderse en su memoria de “El Maestro”, telonero e incluso acompañante de, Ella Fitzgerald, B.B. King, Cash… Frota y frota el excremento mientras tras de sí dos niñatos mean su espalda aguantando la risa floja y escupen su pelo… Sí es consciente de la humillación, pero lo permite: así verá un par de pollas jóvenes… Limpia la mierda sin sentirse contrariado, sin cubrirse con los guantes, solo con sus dedos prodigiosos deseando que su alma, tan oscura como ese pedazo de caca, huya del cuerpo… rezándole a Dios porque la eternidad sea una ficción para que así su espíritu pueda morir al tiempo que su carne.
            Los fluidos del retrete más que haber desaparecido se han cambiado de lugar apareándose ahora en la ropa, bigote y pies del anciano… Sale del baño, apenas sin sensaciones y sus palabras frente al primer contacto humano “¿Una cervecita para el maestro?” son aceptadas entre risas y desprecio…
            Acaba el turno, sale, regresa a casa y una vez en la cama, sin limpiarse, sin desvestirse, solo con el pene por fuera de la cremallera se masturba para quedarse dormido con la leche en la mano, el tufo a desperdicio humano y un cerebro atormentado por alcohol e imágenes de París, de Suecia, de Londres…

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