domingo, 23 de junio de 2013

Escrito (23/6/2013)


¿Coges la 17?

            1 de Julio.

            Un sobaco peludo y con canas, de una mujer aceleradamente vieja, más en aspecto que en carnet, justo al lado de su nariz… olor amarillo, duro y aceitoso, del que se queda clavado en la garganta igual que la mantequilla fundida sobre la tostada… la mujer es anormalmente alta y los churretes de sudor acumulado tiempo atrás le descienden por la teta izquierda cayendo hasta la pierna sin depilar del mismo lado. No son lo únicos: además de la axila huelente debe soportar la peste del culo de bebé que becerra desconsolado intentando morder la teta de una madre casi adolescente que juega con el móvil y que menea al niño mecánicamente con la pierna… un anciano sube en la siguiente parada y pisa a este chico con ira carnal bufiando acerca de que la educación se ha perdido y de que jóvenes con pelos en los cojones son incapaces de cederle un sitio… el muchacho siente el ardor ácido en el estómago, el calor sofocante en las tripas, el odio misantrópico en las sienes que le laten como granos de pus a punto de explosionar… un chico atrapado entre la mediocritud de un graduado escolar de instituto deficientes y cajas de pizzas a domicilio repartidas por infrasueldo y ridículas propinas: diez horas al día, seis días a la semana… una moto que se quedará la empresa cuando le rescindand el contrato y que debe ir pagando él mismo a plazos con el descuento de su jornal… si no te gusta, tenemos a treinta desgraciados como tú babeando por el puesto.

            El niño vuelve a cagarse, la mujer se aire el sobaco con una revista y el borracho sentado en la escalera vomita vino al por mayor: la jediondez inunda la guagua convirtiéndola en una fosa común de no-muertos derecha al reino del queso y el peperonni, con salsa boloñesa, jalisco o barbacoa y compañeros universitarios que a pesar de correr con su misma fortuna lo miran por encima del hombro porque su papel pone “Factuldad” en lugar de “Instituto”: todos cagamos por el mismo agujero, pero algunos creemos que el nuestro huele a colonia de bebé.

            2 de Julio.

-¿Dónde está ese analfabeto, el gilipollas de la gorra?-chilla el encargado-pizzero, un niñato licenciado en filología hará un par de meses, apenas más tres o cuatro años más grande que el repartidor atrapado en un atasco dentro del sarcófago rodante.

            El muchacho llega con expresión aterrada en los ojos –si pierde este empleo, se acabó, vuelta a vivir con unos padres que si no le escupen es por no tener que fregar luego el suelo, en un edificio donde albañiles, un abogado y niñas de su edad universitarias con tetitas dulces y culos por estrenar lo miran con sonrisas petulantes, cínicas y soberbias-, arrivando a la pizzería jadeante, empapado y casi azul: la guagua se rompió tres paradas antes del destino, como quince minutos antes de la hora de fichar y ha corrido en sprint cerca de un kilómetro.

-¡Me la sudan tus excusas!¡No me saqué una carrera para aguantar vagos niñatos!

            Hora de entrar: 18:00, hora de llegada: 18:06… le descuentan la primera hora y lo envían a los repartos de las casas pijas, lejos del casco donde te abren criados, niños o abuelos que nunca llevan suelto en el bolsillo.

            3 de Julio.

            Está con una muñeca rota al intentar frenar la caída y por suerte el uniforme es rojo: así la sangre de la nariz reventada se disimula un poco más cuando vuelve al curro en la guagua… dejó la moto aparcada prácticamente en las escaleras del portal por miedo a la fama criminal del barrio y mientras subía la “cuatro quesos” al segundo, tres chavales 4x4 robaban las otras tres pizzas del portabultos… el chico se lanzó casi incosciente por el pánico –si desvalijan un solo pedal debe pagarlo él de su bolsillo- contra los gamberros… ahora no solo se ha quedado sin las pizzas, sino sin ruedas, sin zapatos y sin dignidad…

            Por suerte siempre lleva un bono en el bolsillo y ya que sabe que iban a descontarle una millonada, decide pasar antes por el ambulatorio a que le punteen la ceja sin anestesia, le curen las heridas sin que antes le limpien la mierda del asfalto alrededor de los cortes y a que le pasen la factura por correo al ir al centro de salud más cercano, no al que está empadronado.

-Señor, tardé en llegar porque me dieron una paliza y me han robado la moto, las tres piz…

-¡Me la sudan tus excusas!¡No…

            4 de Julio.

            Cinco pizzas, de cinco clientes, de cinco barrios distintos están amontonadas: un repartidor enfermo, otro en la calle y un tercero con la nariz partida que no llega al trabajo… desesperados, los empleados de cocina cambian gorro por casco, pero aún así es inviable sacar adelante los pedidos en la noche de la final cuando faltan dos empleados.

-¡Voy a matar a ese gilipollas!¡Hasta que se le acabe el contrato va a estar repartiendo en la zona de los ricos!

            Enciende la tele para intentar despejarse un poco… las noticias… solo un tipo esposado con la cara cubierta por una chaqueta roja y dos polis arrastrándolo hasta la comisaría.

            “Un chico de 20 años que responde a las iniciales J.C., mata a disparos a los viajeros de la guagua 17 cuando se encontraba de camino al trabajo…”.

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